Ahora
creo llegado el momento de hacer un resumen; hemos transitado por la
historia de la psicología, y mis comunicaciones, hechas a modo de
vía romana -con pedruscos gruesos-, contienen a la manera claves en
los arcos de un acueducto, unas ideas que usaré para desarrollar mis
conceptos.
Vamos
a poner ahora en lista las ideas que me parecen esenciales para mi
objetivo.
Somos
animales dotados de un sistema receptor de estímulos.
Esos estímulos producen sensaciones y esas sensaciones, a su vez crean percepciones, cogniciones. Aunque no lo he escrito textualmente, la cognición es el resultado de unir una sensación con una experiencia. El fuego quema. Pero también el comer o beber determinadas cosas y cantidades nos envenena.
Pero
la riqueza de posibilidades que ofrece nuestro cerebro no termina
allí. Porque es capaz de entretejer, estímulo sensación cognición
y deseo con el ensueño. Con lo irreal y lo imaginado. La
imaginación, produce una sensación sin estímulo. Si somos
conscientes de que estamos elaborando artificialmente tenemos una
vida psíquica. Si no es así simplemente alucinamos deliramos. Eso
último se considera patológico.
Toda
esa vida psíquica, patológica o no, desemboca en una conducta, y es
esa conducta y sobre todo cuando es anormal atípica, es objeto de
estudio por parte de la psiquiatría.
Y
aquí la ciencia hace dos bloques, el de los sujetos que son
conscientes de su propia anormalidad y que se clasifican mas o menos
como neuróticos, y aquellos que no perciben lo anormal de su
conducta, a esos se los llama psicóticos.
En
eso transcurre los dos tercios centrales del siglo XX. Se producen
pequeños avances en fármacos, son productos en principio de amplio
espectro, mejorados en su función conforme se van conociendo las
mecánicas cerebrales y nerviosas.
Pero
para llegar a ese conocimiento que hoy figura en cualquier manual
sobre el sistema nervioso; el potencial de acción, o dicho de otra
manera como los nervios son recorridos por una auténtica corriente
eléctrica, que partiendo del cuerpo de la neurona recorre el axón,
hasta generar la polarización y emisión de unas sustancias llamadas
neurotransmisores en el espacio sináptico es decir entre la
separación entre neuronas que le valió a Ramón y Cajal el Nobel
allá por 1906.
Para
poder alcanzar ese conocimiento, hizo falta el fin de la segunda
guerra mundial y el retorno lento a la investigación de muchos
científicos que habían sido movilizados por el conflicto armado.
Concretamente es en 1952 cuando se publican los primeros resultados
de Hodgkin y Huxley sobre el potencial de acción. Establecieron el
modelo sobre los mecanismos iónicos que subyacían a la iniciación
y propagación de los potenciales de acción. Eso les valió el
premio Nobel en 1963.
Por
su parte la descripción de las enfermedades mentales y/o las
conductas anormales solo había experimentado cambios de nombre sin
que se abordase la causa que las generaba. La demencia precoz de la
que hablaba Gustav Jung se sobreponía con psicopatías
maníaco-depresivas que mas tarde se terminaron por asimilar al
trastorno bipolar.
Y
con esto llegamos a la nomenclatura, hacer un repertorio de conductas
que se separan de la normalidad, ha sido un trabajo ímprobo que ha
dado por resultados los distintos DSM- IV y V en USA y El CIE 10 y 11
en Europa.
Y
es curioso que ante la ausencia de indicadores biológicos tales como
una VSG (velocidad de sedimentación globular) se comienza a medicar
por el síntoma, por la conducta y no por la causa.
La
psicología y la psiquiatría han evolucionado de manera parecida en
dos ramas divergentes pero en las que muchas escuelas transitan de
una rama a otra. Casi podríamos decir que se andan por las ramas.
- La pisco-fisiología de los primeros estudios que arrancan en el siglo XIX nos lleva de la mano de la neurocirugía al conocimiento de los mecanismos del sistema nervioso.
- El psicoanálisis y otras técnicas con fuerte raíz cultural, filosófica y hasta religiosa, nos plantean una serie de herramientas para tratar la mente. Estas oscilan entre los delirios cocainómanos de Freud, las experiencias psicodélicas (religiosas) con sustancias como LSD o las imitaciones de los viajes del chaman a base de mezclas de peyote, amanitas, o los alcaloides que hay en el humo de la marihuana.
Estas
últimas, han ofrecido un producto intermedio, que podríamos
caricaturizar como un médico-brujo con bata y asepsia de científico
que se ha dedicado a colocar en el mercado en algunos casos por
toneladas supuestas soluciones terapéuticas, para enfermedades y
patologías mentales, cuyo diagnóstico no tiene mas rigor ni mas
seriedad que figurar en un manual de consenso.
Nos
queda por explorar otro camino, el de la sabiduría ancestral, al que
se le podrá reprochar poco rigor como ciencia. Hablo de la
meditación, el yoga, la hipnosis el entrenamiento autógeno o la
programación neuro-lingüistica o PLN a todas estas menos toxicas
que los fármacos, mas reales que los delirios freudianos, y sobre
todo mas selfie , mas hágalo usted mismo. Porque a fin de cuentas el
observarse, el auto-conocimiento tienen mayo valor de cambio
terapéutico, porque al menos en principio dejamos a nuestro
organismo la libertad y la responsabilidad de generar su propia
homeostasis.
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