jueves, 25 de julio de 2013

Genética Foramen Magnum y evolución


Hoy he visto hembras, tienen cachorros, pasaban por una senda en medio de la sabana. No había machos, una estaba herida, sus caderas estaban en carne viva. Arrastraba a un bebé que parecía muerto, han debido ser los gatos. Tal vez los machos murieron en la refriega.

Los gatos son peligrosos atacan nuestras crías. Se esconden muy bien entre las hierbas, cuando atacan ya es tarde. Suelen atacar en grupo mandados por una vieja.

Nosotros somos más y hay mas hombres que hembras. Seguro que nos vendría bien tener más. Haremos una aproximación si no tienen machos ellas vendrán. Me gusta la pequeña que arrastraba el bebé muerto.



Pero he pillado a una gordita, con una preciosa barba rizada.

La he tocado he pasado mi mano por su culo luego se la he dado a oler a ¡Hug! Enseguida ha notado que el olor no era de casa. Creo que me entiende cuando haya luz, iremos, les mataremos los bebés y las haremos nuestras. Cuando tiene crías la hembra nuestra no está receptiva.

Puede que me coma alguno de los niños, es buena carne.



Esto es una recreación de como podían discurrir los pensamientos de un homínido de hace unos 2,5 millones de años. De hecho la aparición, de huesos humanos entre ellos los de niño, con señales de haber sufrido descarnamientos y con huellas de herramientas líticas, es un indicio claro de canibalismo.



Yo había seguido las presentaciones del museo. Luego atentamente las explicaciones del guía. Después de cada nuevo dato, me volvía a plantear la misma pregunta:



¿Cuando un homínido da el primer paso para hacerse humano?

Los fósiles nos hablan de denticiones parecidas a las nuestras. Por el estado de los mismos podemos saber de su dieta y por su análisis de su estructura se pude llegar a conocer los entornos, los hábitat de determinado espécimen.



Foramen Magnum
Entendí que la curvatura de la base del cráneo y la posición del foramen magnus nos dan dos datos clave. La posición de formen que es el agujero por donde el cerebro conecta con el resto del cuerpo por medio de la médula espinal, nos habla del desplazamiento absolutamente bípedo.
Por otra parte la curvatura de la base craneal con la aparición de huesos hioides fósiles, es un indicador de que el aparato fonador ya era similar al nuestro. Eso nos permite deducir, que por lo menos e daban las condiciones para poseer la función del habla. Esos homo podían articular sonidos, otra cosa que que su cerebro alcanzase la complejidad para establecer una tabla de significados, una asociación permanente entre sonido y significado.

Por otra parte creemos saber, que compartimos con el chimpancé, hasta un 99% de genes. Aunque es cierto que hay zonas con diferente organización o reorganización lo que haría subir las diferencias a un 4%.

Estas cifras no dejan de ser un juego matemático. Dichas así una diferencia del 1% parece suponer muy poco. Sin embargo sobre los 3.200 millones de pares de bases (3.200 Mb) arrojan diferencias de 32 millones para el 1% y 128 para el 4%. Lo que comienza a ser una cantidad astronómica.

Por otra parte, en el estado actual de nuestro conocimiento sobre el genoma humano consideramos, no significativo una gran parte del mismo. Casi el 95% sería ADN no codificante. Pero nada nos permite suponer que esas largas tengan todas alguna función reguladora.

Por su parte la revista Nature, ha venido publicando una serie de estudios sobre el genoma de nuestros parientes simios. A partir de la obtención del genoma humano.

Se secuenció, en el año 2005, el del chimpancé, con quien compartimos según últimos estudios el el 98,7% de material genético. Después el orangután por ser el más diferente de la familia de los primates, con quien el humano solo tiene una coincidencia genética del 96%.



En Marzo del 2012 se secuenció el gorila (con una coincidencia genética del 98% con el humano), y en junio del mismo año el bonobo poniendo otra pieza el rompecabezas evolutivo de los homínidos.



El bonobo secuenciado es una hembra, de nombre Ulindi, del zoológico de Leipzig (Alemania). Los expertos en etología (conducta animal) quieren ver en las diferencias genéticas las razones para un determinado comportamiento.

Por ejemplo mientras el chimpancé utiliza la agresión para competir, los bonobos emplean el sexo como herramienta de unión social. La conducta reflejada al principio de este texto, sería mas propia de chimpancé que de bonobo.



Y sin embargo podríamos encontrar en el hombre reflejos conductuales tanto de chimpancé, con conducta agresiva como con la de bonobo.



Para que estas teorías tuviesen visos de veracidad deberíamos pode probar, que la conducta es consecuencia de un determinado “cóctel hormonal” y que esta combinación es fruto de los genes. La idea parece interesante aunque de difícil demostración.

Por otra parte dado que el genoma humano es mas parecido al del bonobo y al chimpancé por separado que lo son el bonobo y el chimpancé entre si. Cabe que nos hagamos una pregunta.

Usualmente los antropólogos y paleontólogos suelen dibujar un mapa de la evolución humana más parecido a un árbol con un ancestro común que a lo que parece sugerir la genética donde el gráfico sería mucho más parecido a una tabla periódica. Donde existiría una porción de nichos genéticos probables, aunque no todos fuesen posibles. Donde cabría en distintas ubicaciones ¿y porqué no? Una tabla de mas de dos dimensiones. Todos los distintos tipos de homínidos que han existido o que puedan existir. Independientemente de su realidad e independientemente de que conozcamos sus fósiles.

Lo dejo aquí, esto ya no es un articulo de divulgación. Se parece más a una especulación científica que implica conocimiento de diferentes y alejadas ramas del saber.

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